Última actualización el 14 de julio de 2022
Era como pocos en la pista de juego. Un líder con carisma. Marcó un hito en el fútbol de salón nacional, merced al temperamento y personalidad que imponía en los que integró. Formó parte de la camada histórica del salonismo, especialmente en la Federación Paranaense. Jorge Sarubbi, el gran capitán, fue campeón en casi todos los clubes que militó.
“Era secretario en Jebai Center. Ya jugaba los intercolegiales, hasta que mi patrón me llevó a Las Mercedes de Franco, donde empecé a jugar con seriedad, a los 16 años. Después pasé a Universitario, un equipo fundado por gente que estudiaba y luego ya me llamaron a la selección de Franco, la que integré en 1987 y 1988”, recordó Sarubbi.
Su jerarquía la impuso cuando pasó a Pablo Rojas de la Federación Paranaense. Tuvo el privilegio de integrar la selección Paranaense 1990, 1991, 1992, en que la ganó experiencia, porque estuvo a lado de recordadas figuras como Juan Peralta, Raúl Caballero, Alfredo Ocampos y otras tantas.
“El fútbol de salón me dio muchos amigos y sobre todo, trabajo. Yo no pedía plata como prima, sino trabajo y siempre conseguía. Es un deporte que me abrió las puertas en todas partes”, señaló.
MOMENTO GLORIOSO
“Fue cuando gané los dos títulos nacionales con Paranaense en 1991 y 1992. Además, cuando fui campeón con La Blanca en el torneo de clubes campeones. Aquellos momentos era irrepetibles”, sostuvo.
Refirió que, también tuvo tiempo de tristeza. “Es preferible perder un partido y quedar eliminados antes de la final, que ser derrotado en una final de campeonato. Y el dolor es más intenso cuando se juega contra rivales como Franco, por la trascendencia que tiene. El deporte es así, hay momentos de mucha alegría y de tristezas, también”.
ANECDOTA
“Era capitán de la selección del 92 y teníamos que jugar la final. El presidente me dijo que había solamente 200.000 guaraníes para cada jugador si logramos el título, una suma muy escasa. Pero le planteé a los compañeros y me preguntaron cuál era mi opinión. Les dije que el dinero estaba en segundo plano, que teníamos brillante oportunidad de ser campeones nacionales y que seríamos reconocidos por los amigos y la familia por ganar ese partido”, indicó.
Agregó: Nos pusimos de acuerdo, ganamos el partido, fuimos campeones y cuando llegamos a Ciudad del Este no pagaron más de 1.500.000 guaraníes a cada uno. Luego tuvimos una fiesta en la casa de Carlos Barreto. Fue algo inolvidable que fue una lección para nosotros, porque la parte económica no puede ser más importante que la obtención de un título nacional”, enfatizó.
Tecnología y menos espectáculo
Jorge Sarubbi considera que la inconsciencia de los salonistas va en detrimento del desempeño individual y colectivo, debido a la utilización desmedida de la tecnología. “En nuestra época no había celular, ni internet. A las 9 o 10 de la noche, ya dormíamos, nos despertábamos temprano y nos alimentábamos adecuadamente y en la hora. Hoy, muchos se pasan chateando hasta las 2 de la mañana, duermen tarde y se despiertan tarde, desayunan tarde, y rinden menos en la cancha”.
Sobre las reglas de juego: “Desde que la regla permite que los arqueros jueguen con los pies fuera d de la bomba, el espectáculo perdió y los jugadores, también, porque impiden que el atleta se esmere y busque la manera de salir jugando. Antes, cada salida nuestra era una jugada preparada, eso incentivaba nuestra creativa y ofrecía mejor espectáculo al público. Hoy, no hay muchas ideas, y ante cualquier presión, el jugador retrocede al arquero y este si no es bueno con los pies, remata a cualquier lugar”, enfatizó.
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