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Pablo Rojas, personalidad y prolijidad

Provino de una dinastía de árbitros. Nacido en Asunción, pero se consolidó y se ganó un lugar como réferi de fútbol y futsal en el Alto Paraná. Se caracterizó por la aplicación de las reglas de modo oportuno, criterioso y sin vacilación. Formó parte de una camada referil que marcó hito en la región. Dedicó gran parte de su viaje a su pasión, aunque obligaciones laborales de su oficio interrumpieron su carrera. Se ganó respeto y consideración de los deportistas.

INICIOS

Vengo de una familia arbitral, mi padre, mis tíos, mi hermano mayor, tengo primos y sobrinos que son árbitros. Jugué fútbol hasta el año 1991 en Libertad, en el año 1992 hice el curso de un año en la APF (ex LPF) donde me recibí de Árbitro de Fútbol, y, que también desarrollamos las Reglas de Fútbol 5.

En el año 1992 ya arbitraba algunos torneos amateurs en Luque y alrededores. También Fútbol 5 que empezaba a incursionar en esa época. Fue en la Liga Deportiva Paranaense el lugar donde oficialmente empecé a dirigir en el año 1993, cuando estuvo de Presidente del Círculo el apreciado Jorge Artaza quien me recibió gentilmente con los compañeros experimentados de la época.

Recuerdo a algunos que me acompañaron en los primeros partidos como Ezequiel Esquivel, Arsenio Ortigoza (+), Mereles y otros que fueron los mejores asistentes de la época. Fui muy bien custodiado.

REGALOS DEL ARBITRAJE

El arbitraje me dio muchos amigos y en cada rincón del país y en mi caso parte del mundo. En Alto Paraná, gracias a los amigos árbitros, abrí camino dentro del departamento, conocí personalidades, me hice profesional en otra área. Estaré infinitamente agradecido a las personas que conocí en la tierra roja del Alto Paraná, mi segundo hogar, pero el primero de mis hijos. También, gracias al arbitraje, conocí parte del mundo.

IMPORTANCIA DEL ARBITRAJE

El ser árbitro implica inyectarse un chip especial. Es algo que corre en las venas, que cuando uno o muchos incursionan para probar sin darse cuenta pasaron los años. Es algo apasionante, indescriptible. Lo más importante es tener la conciencia tranquila que ayuda a sobrellevar muchas vicisitudes que uno pasa. El arbitraje es como un estilo de vida que disciplina tu vivir porque te vuelve un hombre público.

PARTIDO MÁS DIFÍCIL

Hay varios partidos que resultaban muy complejos, más aún en la época que incursioné en la Liga Paranaense, en que cada club tenía refuerzos preponderantes. No recuerdo partido fácil.

JUEGO MÁS IMPORTANTE

No quisiera desmeritar a ningún equipo, para mí todos los partidos fueron importantes tanto en fútbol como fútbol de salón. Arbitré 21 temporadas en la zona (Alto Paraná) hasta que volví a Luque, mi tierra natal. Porque fui trasladado por cuestiones laborales.

UN REFERENTE

Tuve grandes instructores como Salvador Valenzuela, Francisco Escobar, etc. El árbitro Juan Carlos Lousteau fue un referente para mí, y localmente debo admitir que fue uno de los más grandes Jorge Artaza por su humildad y personalidad.

PROPUESTAS “TENTADORAS”

La verdad que no me molestaron los dirigentes pidiendo algún favoritismo, en ese sentido ninguna queja y un respeto a los sacrificados dirigentes del Alto Paraná.

ANÉCDOTAS

Una anécdota que hasta hoy día se recuerda, viniendo de Concepción con Pedro Benítez y el finado Osmar Inchausti, era la una de la madrugada, a orillas de la ruta nos quedamos para orinar sobre una mina de hormiga negra. A ambos se les subió y pidieron socorro en la oscuridad (risas). Otra vez, a la venida de Encarnación nos quedamos sin batería y vinimos sin luz. En otra salió una rueda del auto, son muchas (risas).

ASCENSOS E INCIDENCIAS EN EL ARBITRAJE

Cuando empezaron a ascender clubes al fútbol profesional o semiprofesional, también se vio debilitada las ligas, bajó la competitividad interna. Las motivaciones arbitrales disminuyeron, pero como a toda crisis se puede sacar ventajas, surgieron también árbitros que trascendieron.

EL VAR

No tengo nada en contra de la tecnología, pero de una u otra forma quita personalidad al árbitro. A veces, inclusive, se les impone. Se pierden ciertas emociones. O sea que con el VAR se lavan las manos.

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